Sumergida en sus profundidades rescató el tesoro más preciado… su propia esencia, en el silencio de su Ser, se halló a sí misma. Y descubrió un cofre que contenía historias susurradas al oído, que hablaban del valor y la fortaleza que la sostenían, de la pasión que la alimentaba y del fuego que la impulsaba, de la delicadeza y la ternura que la conmovían y la hacían suave, de la intuición y la creatividad que la guiaban…y en ese relato, se vio y se ReConoció…y se gustó…y honrando su Ser, decidió VIVIR su vida, compartiendo lo aprendido y mostrando con seguridad y humildad, esas joyas antes ocultas, que ahora lucían como frutos maduros que serían el alimento y la semilla de nuevos caminos, propios y ajenos…
Y tú, ¿te atreves a mirar?